¿Qué son las creencias?

Las creencias son ideas o pensamientos generales que se asumen como verdaderos, ya sea consciente o inconscientemente.

Todos los seres humanos tenemos creencias, es decir, patrones de pensamiento que hemos ido formando a raíz de aprendizajes y experiencias de vida diversos e individuales.

Asimismo, existen muchas creencias que forman parte de una sociedad o cultura, o que están más o menos arraigadas en la misma. Por tanto, estos patrones de pensamiento son complejos y se ven influenciados por diversos factores (sociales, culturales, educacionales, personales, psicológicos, etc.)

Estas creencias pueden ser más o menos ajustadas a la realidad, y más o menos funcionales.

¿Qué son las creencias irracionales?

Cuando hablamos de creencias irracionales nos referimos a aquéllas que no se ajustan a lo que consideramos objetivo y realista.

Y ¿por qué entonces las establecemos como creencias?

Pues porque muchas veces las asumimos como verdaderas sin cuestionarlas o sin ser conscientes de ello. Además, tienen una función muy útil. Las creencias surgen para ayudarnos a entender el mundo que nos rodea y a nosotros mismos, ahorrando información y procesamiento cognitivo, y por ello se establecen en base a las necesidades del individuo en su momento.

Desgraciadamente, no siempre son verdaderamente adaptativas en todas las etapas vitales, y lo que pudo ser algo útil en la infancia, no tiene por qué seguir siéndolo en la edad adulta.

Por ejemplo, creer en el bien y el mal como dos extremos opuestos e inalterables es muy positivo en la infancia temprana, porque ayuda al niño a comprender el mundo y las reglas y normas establecidas sobre lo que está bien o mal, ahorrando información compleja innecesaria en esos momentos y que su cerebro en desarrollo no puede procesar con facilidad.

No obstante, esta conceptualización extrema en la edad adulta es completamente desadaptativa y poco realista por razones obvias, pues el mundo se compone de una gran escala de grises.

Esto no quiere decir que no entendamos algunos actos como buenos o malos, sino que no consideramos tan extrema y sencilla la clasificación de los actos en blanco o negro, pues hay muchos factores implicados, incluida la subjetividad.

Todos tenemos creencias irracionales, en mayor o menor medida, sin embargo están tan arraigadas en nuestro sistema automático de pensamiento que no solemos parar a cuestionarlas, ya que de hecho, resulta difícil el mero acto de identificarlas. 

¿Eres consciente de tus propias creencias irracionales?

Para ayudarte a ver algunas de ellas, te propongo echar un vistazo a la lista de creencias irracionales del famoso Albert Ellis, quien postuló toda una teoría psicológica alrededor de este fenómeno.

Ellis desarrolla su Terapia Racional Emotiva en 1962, considerando que buena parte de los problemas psicológicos se debe a patrones de pensamiento irracionales. Define las creencias irracionales como cogniciones evaluativas personales, absolutistas, expresadas como obligación, y asociadas a estados prolongados de ansiedad y depresión.

 

En ella postula que “las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos.”

He de decir que, a pesar de mi admiración por Ellis, yo no me atrevo a realizar una afirmación tan tajante, pues la psicología humana y sus emociones son mucho más complejas que el pensamiento. Pero sí puedo afirmar por mi experiencia y aprendizaje, que efectivamente las creencias y pensamientos son verdaderamente importantes en los procesos emocionales y psicológicos, y poco podemos cambiar sin tenerlos en cuenta.

Creencias irracionales propuestas por Ellis

  • “Necesito amor y aprobación de cuantos me rodean” o “tengo que ser amado y tener la aprobación de todas las personas importantes que me rodean”.

  • “Para ser valioso debo conseguir todo lo que me propongo” o “si soy una persona valiosa, tengo que ser siempre competente, suficiente y capaz para conseguir todo lo que me propongo”.

  • “Los malos deben ser castigados por sus malas acciones”.

  • “Es horrible y catastrófico que las cosas no salgan, no sean o no vayan como yo deseo o quiero”.

  • “Las desgracias humanas se originan por causas externas y no puedo hacer nada o casi nada para evitar o controlar la pena y el sufrimiento que me producen”.

  • “Debo pensar constantemente que puede ocurrir lo peor”.

  • “Es más fácil evitar que enfrentarse a las responsabilidades y los problemas de la vida”.

  • “Hay que tener a alguien más fuerte en quien confiar”.

  • “Mi pasado es determinante de mi presente y de mi futuro”.

  • “Debo preocuparme constantemente de los problemas de los demás”.

  • “Cada problema tiene una solución acertada, y es catastrófico no encontrarla”

 Evidentemente, todas tienen parte de racional o lógico, el problema radica en que son absolutistas, extremas y rígidas.

Las creencias más racionales se diferencian por ser mucho más flexibles.

 

¿Te identificas con alguna de ellas?

Todos nos identificamos con algunas de estas creencias. Sin embargo, no siempre son tan claras y pueden manifestarse de forma sutil, a través de pensamientos más específicos y conductas acordes a ellas.

Por ejemplo, buscar siempre parejas que consideramos más “fuertes” o “independientes” sería una acción promovida por la creencia de “hay que tener alguien más fuerte en quien confiar”.

O un pensamiento derivado de la creencia “necesito amor y aprobación de cuantos me rodean” podría ser: “No les gustará este vestido, mejor me pongo otro más acorde a sus gustos”.  

¿Cómo empiezo a darme cuenta de mis propias creencias irracionales?

Además de leer la lista anterior y hacer un poco de insight o autoobservación sincera para ver si te identificas con alguna de ellas aunque sea un poquito…

Algo que puede ayudarte es anotar en un papel, al finalizar el día, si has tenido algún pequeño malentendido, conflicto, discusión con alguien, o simplemente te has sentido mal por algún comentario, por algo que has sentido o percibido, etc. Es decir, pensar en algo que haya supuesto malestar, y a continuación reflexionar si has interpretado la realidad de forma totalmente racional, y si no es así, ver si tus pensamientos asociados al problema se relacionan con alguna de las creencias anteriores u otras. Anotar los pensamientos concretos que surgen ante la situación problemática puede ser de gran ayuda.

Quizá al principio sea complicado, pero poco a poco este ejercicio puede ayudarte a ver las cosas con mayor perspectiva y mejorar tu autoconocimiento. 

Conclusiones

Cada persona debe hacer un trabajo de introspección si quiere conocer cuáles son sus creencias irracionales y cuestionárselas poco a poco, observando los propios procesos de pensamiento.

Conocer las propias creencias es un proceso bastante complejo y largo, pero puede ayudarte a ser más consciente de dónde provienen tus pensamientos y actos, y en consecuencia a tomar las riendas de los mismos.

Asimismo, forma parte del proceso de autoconocimiento y desarrollo personal y psicológico, lo que repercutirá muy positivamente en tu vida y tu salud mental.

 

Si consideras que tus creencias irracionales te incapacitan o dificultan tu desarrollo personal, o si están en la base de algún problema emocional o psicológico, no dudes en pedir ayuda, el proceso siempre es más sencillo y eficaz con la orientación adecuada.

 

 

Anterior
Anterior

Bases importantes para una relación de pareja sana

Siguiente
Siguiente

La somatización y los síntomas psicosomáticos