REPERCUSIONES PSICOLÓGICAS DEL CONSUMISMO

Vivimos en una sociedad marcada por el consumo. Consumimos a todas horas, diferentes tipos de alimentos, objetos, información, contenido, drogas, fármacos, experiencias, sexo, relaciones, etc. En este artículo quiero centrarme en los efectos que puede tener el modelo actual de consumo y el cómo consumimos en nuestro estado emocional y psicológico.

 

Consecuencias psicológicas del nuevo modelo de consumo

Con los avances en nuevas tecnologías y la evolución del mercado capitalista, estamos consiguiendo alcanzar unos niveles de comodidad y bienestar muy por encima de lo vivido hasta el momento en la historia de la humanidad. Los beneficios tan palpables de este nuevo modelo de consumo han derivado en una rápida y fácil adaptación de la mayor parte de las personas al mismo. Esto conlleva, como contrapartida, más posibilidades de abusar de las facilidades que nos ofrece, y con alta probabilidad nos puede llevar a un consumo desmesurado y excesivo, que raya en lo patológico. En adelante nos referiremos a esto último como consumismo.

Este consumismo está produciendo cambios psicológicos a nivel social e individual (pero muy generalizado), que incluyen modificaciones en la conducta de las personas, pero también en sus estados emocionales, pensamientos y creencias.

A continuación me centro en algunas de las consecuencias psicológicas observables del consumismo:

Consecuencias a corto plazo:

  • Genera una sensación de satisfacción y alegría momentáneas cuando se consigue el objeto de deseo: refuerzo.

    ¿Qué es un refuerzo o reforzador psicológico? Cualquier estímulo que aumenta la probabilidad de que una conducta se repita en el futuro.

    Los refuerzos pueden ser diversos: una prenda de ropa, una comida que te guste, un juego, entradas para un concierto, etc.

  • Este refuerzo hace que se repita el proceso en muchas ocasiones, buscando consumir más objetos y experiencias para experimentar las emociones iniciales asociadas.

    Con las compras por internet, por ejemplo, se ha facilitado la consumación de este refuerzo inmediato, siendo esta conducta de consumo probablemente cada vez más adictiva y repetida.

Consecuencias a largo plazo:

  • Creamos nuevas necesidades: se acrecienta la idea ficticia de necesitar cada vez más cosas para estar bien. A consecuencia del círculo vicioso expuesto anteriormente, vamos reforzando, a largo plazo, la conducta de consumo bajo la premisa de necesitar más para sentirse bien.

  • Disminución de la tolerancia a la espera y la frustración. Dado que se nos ha facilitado tanto el tenerlo todo a la mano y rápido, a veces no sabemos esperar para tener lo que deseamos. Cuando toca esperar, por tanto, la frustración resulta más intolerable, lo que puede generalizarse a otras áreas vitales.

  • Insatisfacción crónica, vacío existencial:

Muchas personas viven engañadxs por una idea ficticia de felicidad, comprando sin medida para tener más, para encontrar satisfacción, abocadxs paradógicamente a la insatisfacción crónica y al vacío existencial.

 Cuanto más consumes para llenar el vacío, más grande e insaciable se vuelve.

 

Reflexión general:

Empecemos a ser más conscientes de lo que consumimos y cómo lo consumimos, y de qué supone para nuestra salud mental y emocional, y para la sociedad en general.

Ahora, más que nunca, debemos cultivar la paciencia y el saber estar y ser sin necesidad de tantos bienes materiales. Es muy importante para un buen equilibrio interno y psicológico.

Consume de forma más responsable con tu cuerpo y tu mente.

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